Kazi Mannan, dueño de restaurante
La trayectoria de Kazi Mannan desde la adversidad a la generosidad comenzó en el corazón de un pequeño pueblo de Pakistán. La educación del joven Mannan se vio empañada por las duras realidades de la pobreza y la incertidumbre. Al crecer en una granja con nueve hermanos, el pequeño salario de maestro de su padre apenas alcanzaba para alimentar a la familia. Mannan recuerda vívidamente el hambre persistente que lo atormentaba, sin saber cuándo ni de dónde volvería a comer. A pesar de sus propias luchas, la madre de Mannan nunca dudó en compartir sus escasas provisiones con los vecinos necesitados. Su joven corazón se desconcertaba con su generosidad. “¿Por qué regalar lo que nos falta?”, se preguntaba. La respuesta de su madre, sencilla pero profunda, “Dios te da más y tú devuelves”, plantó una semilla en la conciencia de Mannan, que más tarde se convertiría en una poderosa fuerza para el bien.
En 1996, armado de determinación y esperanza, Mannan tomó rumbo a Estados Unidos en busca de un futuro mejor. Desde sus humildes comienzos trabajando en turnos dobles en una gasolinera y más tarde conduciendo una limusina, Mannan se mantuvo subiendo constantemente la escalera del éxito. Sin embargo, a medida que crecía su éxito, el eco de las palabras de su madre resonaba en su interior. La semilla de generosidad que ella había sembrado en su corazón comenzó a florecer. Con los ahorros que tanto le costó ganar, Mannan hizo realidad su sueño de ser dueño de una empresa de limusinas, pero su visión iba más allá del éxito personal. Al recordar su promesa de retribuir, imaginó un restaurante, Sakina Halal Grill, que serviría no sólo comidas deliciosas, sino que también alimentaría los menos afortunados.
Desde sus inicios, Sakina Halal Grill se ha convertido en un lugar de esperanza y compasión, que ha proporcionado más de 80,000 comidas gratis a quienes las necesitan, un promedio de 16,000 comidas al año. Más allá de las paredes de su restaurante, la generosidad de Mannan se extiende a las personas sin hogar durante el Ramadán (periodo de ayuno, oración y reflexión observado por los musulmanes), para las que organiza iftars (la cena para romper el ayuno) en Franklin Square, lo que une a personas de diversos orígenes en la experiencia compartida de partir el pan y fomentar el espíritu comunitario.